Entre vos y yo, un diamante es para siempre. Y un tatuaje también. Entonces, ¿por qué tapar tu tatuaje el día de tu boda?
Solemos pensar en la novia como un ser puro, blanco, casi virginal. Por eso a veces un tatuaje puede verse como una mancha en el estilismo y muchas novias se inclinan por tapar sus dibujos con el vestido o con el cabello.
Si llevás un tatuaje en una zona visible de tu cuerpo y te gusta llevarlo, no hay ningún motivo para esconderlo. Forma parte de tu personalidad y los que te conocen ya saben que está ahí.
Siempre defiendo que el día de la boda los novios han de ir vestidos de novios, pero nunca disfrazados. Mejor reservar los cambios radicales para ocasiones en las que no vayan a ser el centro de atención. De la misma manera, si siempre te han visto tatuada, es una pena que ese día parezcas diferente.
Por la misma razón, tampoco suelo estar de acuerdo con algunas premisas estéticas “estándar” de las bodas: el maquillaje para novias, la manicura para novias… Que me perdonen los estilistas, pero si llevar los labios color rojo intenso es una de tus señas de identidad, no lo cambies el día de tu boda.
Por otra parte, llevar tatuajes a la vista no es algo para lo que esté preparado todo el mundo. Bajo mi punto de vista, requieren actitud e imprimen carácter. Y en ocasiones pueden ser el centro de todas las miradas.
Me encantan estas novias sin complejos. Sus tatuajes se convierten en el hecho diferencial de la boda y las fotos tienen un color muy especial.
Aún así, si tu boda va a ser muy tradicional o ya no te sentís a gusto con aquel tatuaje que te hiciste al cumplir los tiernos 18, siempre podés recurrir a taparlo con el vestido, incluso con maquillaje especial para tatuajes.
Y si ya te casaste y tenés la espinita de que no luciste tus tatuajes, siempre queda la posibilidad de una sesión de fotos pos boda en el que hacer lo que te dé la gana.
Después de ver esta foto, ¿aún dudás de mostrar tus tatuajes?
Fuente: http://www.unionwep.com/
